
El desarrollo de la tecnología es esencial para el avance de la sociedad, sin embargo, los cambios vertiginosos que vivimos desde hace algo más de 10 años han modificado por completo nuestro entorno, obligando a nuestra visión a adaptarse a este nuevo escenario.
Con la llegada de los ordenadores personales y su implantación en todos los centros de trabajo, aparecieron los primeros síntomas asociados al uso de pantallas de forma prolongada. Sin embargo, la irrupción en el mercado de los smartphones y su crecimiento exponencial en horas de uso de distintos dispositivos digitales ha hecho que la prevalencia de estos síntomas y la sospecha de que determinados errores refractivos y patologías puedan estar asociadas a las horas de uso se disparen.
Son muchos los estudios que indican que el número de horas diarias frente a una pantalla se sigue incrementando de forma exponencial con el uso a nivel social de los nuevos dispositivos. Así, según los últimos datos publicados por la consultora Nielsen, ya pasamos la mayor parte del día mirando una pantalla (TV, consola, tablet, smartphone, etc). Según este informe las horas de uso de televisión, consola y uso de aplicaciones e internet en nuestros smartphones o tablets (figura 1) aumenta cada trimestre, alcanzando en la población adulta de EEUU las más de 4 horas diarias de tele y más de 2 horas al día con el smartphone usando aplicaciones o internet1.

La Academia Americana de Optometría describe el síndrome visual informático (SVI) como un grupo de problemas, relacionados con los ojos y la visión que están asociados al uso prolongado de ordenadores, tablets, e-books y smartphones2. A pesar de esta descripción, no hay consenso en la comunidad científica y sanitaria en la definición de este síndrome visual informático, como tampoco la hay en su diagnóstico, lo que hace difícil estimar cuántas personas pueden padecer este síndrome.
En muchas de las publicaciones no científicas encontramos datos estimados de en torno al 90% de prevalencia del SVI en personas que usan de forma habitual las pantallas de visualización de datos (smartphones, ordenadores, tablets, etc…). Sin embargo, si revisamos las publicaciones científicas, existen cuestionarios validados que permiten conocer y comparar las prevalencias del citado síndrome en la población española. Estos estudios deben ampliarse ya que hay pocos y las muestras no son muy extensas3.
Por poner algunos ejemplos de estudios realizados en España en poblaciones de distintas edades y ocupaciones, Tauste y colaboradores, en 2016, encontraron que en una muestra de trabajadores usuarios habituales de pantallas de visualización de datos, el 50% sufría SVI, dato que ascendía al 60% en usuarios de lentes de contacto4. Por otro lado, en un estudio realizado en la Universidad Europea que está pendiente de publicación, se encontró una prevalencia del 32% en la población universitaria.
Aparte del SVI, cuyos síntomas principales son el dolor de cabeza, sequedad ocular y visión borrosa, existen otras preocupaciones a nivel visual y general derivadas de este incremento de las horas del uso de las nuevas tecnologías.
Entre estas preocupaciones se encuentra el efecto en la salud que pudiera tener la luz azul que emiten los dispositivos digitales5. Dentro del espectro visible la luz azul es la más energética y por sus características alcanza nuestra retina. Aunque existe una gran controversia al respecto, varios estudios vinculan esta luz azul al SVI que hemos comentado y al posible desarrollo de patologías de retina, como es la Degeneración Macular Asociada a la Edad6. Además, con la exposición a la luz azul, se produce una disminución en la síntesis de melatonina, lo que está directamente relacionado con la falta de sueño7.
Por último, también parece que existe una relación entre el incremento en la prevalencia de miopía a nivel mundial y el aumento en las horas de uso de los dispositivos digitales en los niños. Así, según el último estudio realizado por el Grupo de Investigación en Visión de la Universidad Europea en más de 3.500 niños de entre 5 y 7 años, el 30% de los niños pasan más de dos horas al día con móviles, tabletas, etcétera, incrementándose este porcentaje al 33% entre los niños miopes8.
Prevención
Los efectos de la tecnología sobre la visión son en ocasiones reversibles, como es el caso de los síntomas relacionados con el síndrome visual informático, pero en otras no, como en los daños que pueden producirse en retina o en la aparición de miopía. Por este motivo, lo ideal es seguir los consejos de los expertos en visión para prevenir las patologías derivadas de su uso, ya que la prevención es la estrategia principal en el manejo de esta patología9.
Los descansos programados son imprescindibles para disminuir el riesgo de padecer el síndrome visual informático o conseguir que los síntomas no se agraven. Por este motivo se aconseja que los usuarios de cualquier tipo de pantalla hagan descansos habituales siguiendo la norma 20/20/20: Apartar la mirada de la pantalla durante 20 segundos cada 20 minutos enfocando a una distancia de 20 pies (6 metros).
Aparte del descanso programado, se pueden dar algunos consejos de ergonomía que aplicarían sobre todo al uso de ordenador10 como son:
- Iluminación: Evitar en la medida de lo posible los reflejos en las pantallas y ajustar la configuración de las mismas
- Postura: Debemos mantener el monitor del ordenador por debajo de nuestros ojos, siendo la altura máxima aquella en la que la parte superior del monitor esté a la altura de nuestros ojos
- Parpadeo: Aunque normalmente es un acto reflejo, es un hecho que ante las pantallas parpadeamos menos, por lo que hay que recordar que debemos hacerlo a menudo de forma voluntaria
En cuanto al resto de dispositivos es muy importante recordar a los usuarios que mantengan una distancia adecuada, evitando acercárselo en exceso a los ojos y que los niveles de luminosidad se ajusten al entorno. Además, se aconseja evitar el uso del móvil a última hora o encender la pantalla durante la noche para evitar las alteraciones del sueño7.
Asimismo, existen hoy en día filtros para reducir la cantidad de la luz azul que alcanza nuestra retina y que pueden encontrarse ya en gafas, lentes de contacto o incluidos en algunos protectores de pantallas.
En el caso de los niños, es importante tener en cuenta su menor conciencia del tiempo cuando están con los dispositivos y su gran adaptabilidad en determinadas situaciones que hace que, si no tienen un control, hagan un uso excesivo y prolongado de los mismos, con las consecuencias en su salud que eso conlleva11. Hay que tener en cuenta también que los niños se adaptan sin problemas a las condiciones ambientales, por lo que debemos ayudarles a regular la iluminación ambiental para que sea adecuada y la configuración del dispositivo (brillo, tamaño de las fuentes, etc…).
Futuro
A todo lo que hoy ya conocemos, debemos añadir el desarrollo futuro de la tecnología, que hace que debamos estar atentos a los requerimientos visuales que supondrán los nuevos avances.
Hoy en día ya se está trabajando para entender mejor cómo afecta o puede afectar a nuestra visión la reciente llegada y la gran expansión a distintos ámbitos que está teniendo la Realidad Virtual12.
Referencias
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- org. (2018). Computer Vision Syndrome. [online] Available at: https://www.aoa.org/patients-and-public/caring-for-your-vision/protecting-your-vision/computer-vision-syndrome [Accessed 10 Dec. 2018].
- Sheppard AL, Wolffsohn JS. Digital eye strain: prevalence, measurement and amelioration. BMJ Open Ophthalmology. 2018;3:e000146. doi: 10.1136/bmjophth-2018-000146
- Tauste A, Ronda E, Molina M-J, Seguí M. Effect of contact lens use on Computer Vision Syndrome. Ophthalmic & Physiological Optics: The Journal Of The British College Of Ophthalmic Opticians (Optometrists). 2016;36(2):112-119. doi:10.1111/opo.12275.
- Moon J, Yun J, Yoon YD, et al. Blue light effect on retinal pigment epithelial cells by display devices. Integrative Biology: Quantitative Biosciences From Nano to Macro. 2017; 9(5):436-443. doi: 10.1039/c7ib00032d
- Algvere PV, Marshal J, Seregard S. Age‐related maculopathy and the impact of blue light hazard. Acta Ophthalmologica Scandinavica. 2006;84(1), 4-15. doi: 10.1111/j.1600-0420.2005.00627.x
- Shechter A, Kim EW, St-Onge MP, Westwood AJ. Blocking nocturnal blue light for insomnia: A randomized controlled trial. Journal of psychiatric research. 2018; 96, 196-202. doi: 10.1016/j.jpsychires.2017.10.015
- Alvarez-Peregrina C, Sanchez-Tena MA, Villa-Collar C. Prevalencia de errores refractivos en niños de 5 a 7 años. Gaceta de Optometría y Óptica Oftálmica. 2018; 539, 1-5
- Coles‐Brennan C, Sulley A, Young G. Management of digital eye strain. Clinical and Experimental Optometry. 2018; 1-12. doi: 10.1111/cxo.12798
- Tribley J, McClain S, Karbasi A, Kaldenberg J. Tips for computer vision syndrome relief and prevention. Work. 2011: 39(1), 85-87. doi: 10.3233/WOR-2011-1183
- Lissak G. Adverse physiological and psychological effects of screen time on children and adolescents: Literature review and case study. Environmental Research. 2018; 164, 149-157. doi: 10.1016/j.envres.2018.01.015
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