
En China, ahora mismo, está prohibido utilizar los servicios de Google. Un terminal en China no puede usar el buscador de Google, no puede acceder a Google Maps, ni a Gmail, ni a Google Drive. Por contextualizar, porque a veces se nos olvidan las escalas de muchas cosas, para alrededor de uno de cada cinco habitantes del mundo los servicios de Google son ilegales.
Estados Unidos parece decidido a declararle la guerra a Huawei, el gigante de las telecomunicaciones que, desde China, está conquistando el mercado occidental de telefonía móvil. De nuevo, conviene llamar la atención de un detalle: lo que Huawei está conquistando, donde es un jugador de primera división (puede que el más grande), es el “mercado de la telefonía” moderna. Es decir, no en los terminales de teléfonos, donde es un gran jugador, uno más de primera división; donde resulta realmente potente es en los dispositivos que hacen que esos terminales de telefonía tengan cobertura, puedan enviar y recibir datos y, de vez en cuando, alguna llamada de voz.
En el año 2011 la ONU incluyó el acceso a internet como uno de los Derechos Humanos. De nuevo, un apunte: el acceso a la información no es un tema menor para la ONU, es decir, para sus Estados miembros; para todos los Estados del mundo…
Los tres párrafos anteriores dibujan un silogismo difícil. Un quinto de la población mundial, por un lado; los otros cuatro quintos por otro; pero todos parece que vamos a tener mucho más difícil disfrutar con normalidad de nuestros derechos.
Conviene preguntarse ¿qué ocurriría en un mundo sin telecomunicaciones? Si eliminamos Google, Huawei, todos los servicios de transmisión de datos de forma inalámbrica, ¿cómo cambiaría la sociedad tal y como la conocemos? A veces, alguna organización no gubernamental nos propone que pasemos un día sin coche, una hora sin luz o algo similar para que tomemos conciencia de lo que damos por descontado con excesiva facilidad. Pues bien, ¿qué tal si imaginas un mundo sin internet, sin conexión a datos, sin smartphone? De hecho, si tienes más de 30 años, solo tendrás que recordar tu infancia, pero trasladándola a tu vida actual.
¿A que el mundo es muy distinto?
Pues bien, si seguimos con esa analogía, si mantenemos ese presente alternativo, podemos intentar proyectarlo hacia el futuro inmediato. Si ahora hubiera un “apagón digital”, muchos de esos proyectos de los que todo el mundo habla serían imposibles y, por lo tanto, el futuro inmediato y el más lejano, completamente diferente.
Aquí van algunos ejemplos de esas consecuencias:
- Internet de las cosas (IoT): objetos conectados a internet que comparten información entre ellos y con las personas y que, gracias a esa información, pueden ajustar su funcionamiento. Por ejemplo, la calefacción de mi casa se pone en marcha cuando mi teléfono se acerca a ella. No es exactamente como dice la publicidad del fabricante, que asegura que la calefacción se pone en marcha cuando “yo estoy cerca”; es cuando mi teléfono se acerca (lo que supone, con muy alta probabilidad, que representa mi cercanía). Es solo un ejemplo actual, de los mucho que hay y los aún más que se esperan en el futuro inmediato. Pues bien, sin conexión, sin telecomunicaciones, todo esto desaparecería antes de completar su nacimiento.
- Industria 4.0: Fábricas automáticas donde los distintos módulos de la cadena de producción y distribución conecta con los demás módulos para optimizar el funcionamiento de la fábrica. Por ejemplo, una cinta transportadora de productos recién fabricados que advierte a la cinta transportadora que comienza el proceso que vaya algo más lento porque ha habido un problema con los camiones que deben distribuir la mercancía. De esta forma, se evita sobreproducción y gastos de almacenaje que en nada favorece al consumidor final y solo encarece el proceso de fabricación. Desaparecido antes de completar su nacimiento.
- Coche conectado. Muchos hablan del coche autónomo como una realidad inminente. Estoy de acuerdo, pero el coche autónomo no es solo un coche aislado. Para que todo funcione convenientemente, ese coche autónomo seguramente estará conectado a los demás elementos del tráfico: sabrá de la existencia de señales de tráfico, de la presencia de peatones, comunicará a los demás vehículos de la vía hacia dónde girará, o si va a frenar, etc… Cada coche conectará con todos los demás coches y con el resto de elementos de una vía pública. Desaparecido antes de nacer.
- Aplicaciones móviles que utilizan geolocalización. Satélites y terminales comunicándose entre sí, pero ¿es posible sin telecomunicaciones? No, no es posible. Desaparecerían en poco tiempo.
- Predicción del tiempo en mi teléfono, funciones para encontrar mi terminal cuando lo pierdo, control remoto, domótica, aplicaciones para saber cuánto camino, corro, hago ejercicio… Desaparecido.
- Telemedicina, operaciones a distancia, imposible sin datos.
El mundo es como lo conocemos en buena parte porque los sensores y actuadores generan señales que los ingenieros en sistemas de telecomunicaciones han sabido procesar y transmitir desde donde se producen, hasta donde se gestionan y utilizan.
El mundo será como lo imaginamos solo si las telecomunicaciones se desarrollan como los ingenieros de telecomunicaciones, los ingenieros informáticos y los ingenieros biomédicos, entre otros, saben que se pueden desarrollar. Tenemos derecho a un mundo conectado. Conviene no olvidarlo.