
¿Cómo de comunes son estos conceptos para nosotros? Sí, los hemos oído ya tantas y tantas veces… Incluso nos atreveríamos a emitir una definición sobre ellos, pero la realidad es que solo son globales en su planteamiento, porque su definición, aplicación y desarrollo son precisamente locales.
Desde mi punto de vista, no podemos globalizar la aplicación de estos conceptos, pero sí aplicarlos a nuestro entorno, industria o empresa.
La transformación tecnológica tiene múltiples actores y como proceso –de ahí su denominación, transformación– implica un viaje desde lo tecnológicamente obsoleto o clásico hacia lo tecnológicamente avanzado o moderno. Con estos principios vemos claramente que podría tener un comienzo, aquel momento en el que nos aventuramos a este viaje –aunque cada uno, cada empresa o cada industria empezará el viaje desde puntos muy distintos–. Pero lo que claramente no tiene es un final. Lo tecnológicamente avanzado sabemos que cada día, cada hora, cada momento cambia, evoluciona…
Entonces, ¿cómo realizamos ese viaje sin saber el final? Desde mi punto de vista –y es el modelo que estamos aplicando en nuestra Universidad–, balanceando este viaje con dos conceptos fundamentales para aplicar la transformación tecnológica: el tiempo y el beneficio para nuestros empleados, profesores y estudiantes. Esa es la aproximación que la Universidad hace al concepto de transformación digital: realizar acciones que permitan la evolución tecnológica en cada uno de los actores implicados.
Así pues, ¿actualizamos los sistemas y bases de datos a las últimas versiones? Podría ser una de las acciones, pero no estaríamos realizando ese viaje correctamente. Un viaje no solo depende de tener el mejor avión, tren o coche. Eso no garantiza el mejor viaje. El viaje debe contemplar, sobre todo a las personas. Son el elemento fundamental en la transformación digital. Cuanto más evolucionen nuestros empleados y profesores digitalmente en el uso y conocimiento de las herramientas, en las capacidades puestas a su disposición y en el aprovechamiento de la tecnología, más se beneficiarán nuestros estudiantes. Toda evolución tecnológica debe implicar desde el primer momento a nuestro claustro, nuestro empleado y nuestros estudiantes.
Por ejemplo, la aplicación móvil de nuestra Universidad es el resultado de miles de encuestas a nuestros estudiantes y profesores sobre qué tendría que tener una aplicación universitaria para ser atractiva. Hoy más de 24.000 usuarios únicos disfrutan de ella. Nuestra evolución en las aulas desde el punto de vista digital es la consecuencia del análisis del trabajo y metodología académica que nuestro claustro pone a disposición del estudiante para ofrecer las herramientas adecuadas a estos modelos.
El usuario, el docente, el estudiante o el que es impactado por la tecnología lo tiene que percibir como una ayuda, automatización, mejora y evolución de sus actividades cotidianas. La tecnología ha llegado para quedarse, la resistencia a que entre en nuestras vidas no surtió efecto. Ha entrado como un rayo y se va a quedar. Cuanto antes sepamos utilizarla en nuestro beneficio, antes podremos dedicarnos a mejorar y evolucionar nuestras actividades.
No obstante, también se producen –y es algo que tenemos que gestionar de manera diferente– disrupciones digitales. Existen conceptos o ideas o productos que no son parte del viaje de la transformación tecnológica, sino que han cogido un fast track, un atajo. Conceptos digitalmente avanzados que impactan, en el caso de nuestra Universidad, directamente en los servicios y vida académica. Rápidamente se observa una mejora en dichos servicios o modelo académico por la aplicación de la digitalización y no tenemos tiempo de realizar el “viaje” completo. Tenemos que incorporarlos cuanto antes de forma que nuestra comunidad Universitaria disfrute de ellos y les saque el máximo rendimiento.
En nuestra Universidad –donde el estudiante siempre se sitúa en el centro de nuestro ecosistema como parte fundamental, y sobre el que hay que trabajar para que después de impactar en su vida durante un tiempo consigamos mejores profesionales, personas y potenciar sus capacidades para la vida que les espera–, la digitalización de las herramientas de apoyo a la enseñanza son pieza clave en nuestro departamento y el comité de dirección. Sabemos que los estudiantes no tienen espacios fijos, utilizan el tiempo de manera diferente cada uno y que tienen multitud de dispositivos. Ya no son “milenials”, son “Generación Z”. Los conceptos de Anywhere, Anytime y Any Device siempre están presentes en la oferta tecnológica que ponemos a su alcance.
En nuestra Universidad, la transformación tecnológica es un viaje que realizamos juntos todos los actores que participamos en este proyecto y para el cual evolucionamos las plataformas, comunicaciones, herramientas y equipos como transporte en ese viaje, que no tiene final, pero que sí que tiene paradas donde se nos ofrecen mejoras y evoluciones en cortos espacios de tiempo. La formación y el conocimiento de todas esas herramientas es fundamental para esos actores y para que la transformación tecnológica se realice correctamente. Por supuesto, tenemos que estar preparados para que, durante el viaje, existan disrupciones digitales que acelerarán el proceso, y nos exigirá un aprendizaje y asimilación más rápida, pero, al mismo tiempo, nos ofertará ventajas y evoluciones de rápida implementación y uso.
Es un viaje apasionante, ¿nos acompañas?